La costa pacífica del departamento del Chocó es una región privilegiada para el turismo. En primer lugar, debido a la diversidad del paisaje, la naturaleza casi intacta y la calidad de sus pobladores nativos.

Además, gracias a la corriente de Humboldt, que proporciona un caudal de pesca constante a lo largo del año con ejemplares de Marlín, Pez Vela, Dorado, Sierra Wahoo, Bravo, Pargo, Albacora, bancos de Sardina-Gallona, Mero, Cabrilla e infinidad de peces propios del arrecife fósil.

También es frecuente observar bancos de delfines en casi todo el año.

Por otra parte, el paisaje submarino presenta una gran variedad en su fauna, muy superior a la usualmente encontrada en cualquier zona del Caribe.

Asimismo, se presenta una gran diferencia de altura entre la marea alta y la marea baja, descubriéndose playas de cientos de metros de ancho y caprichosas formaciones de rocas, con hermosos acuarios naturales.

Por otro lado, el clima es cambiante debido a la proximidad a la selva y a la Serranía del Baudó. 

Así que, un sol tórrido puede alternar con breves pero fuertes aguaceros, y un día nublado no será una excepción en esta zona.

Finalmente, la selva chocoana está considerada como una de las de mayor riqueza y variedad ecológica del mundo. 

En su abundancia, el agua dulce forma cascadas y charcos siempre cerca, en donde tomar un agradable baño.

En conclusión, la selva está allí para que la conozcamos, queramos y protejamos. De hecho, de la selva bajan al mar cientos de arroyos y quebradas de aguas cristalinas, lo que la convierte en una zona ideal para los amantes de la naturaleza y la aventura.